El semblante triste,
como el corazón.
Ojos, reflejo del dolor...
Muerte interior,
deterioro natural,
de quien que no se puede salvar,
el llanto sin cesar,
de aquel que las heridas no puede sanar.
Mírame,
mortificada por tu amor,
al cual dedico sueños donde no existe el dolor,
en un sitio tan extraño como tu mirada,
tan vacío y perdido,
con expresión dura
que me hace perderme en la nada.
En la nada de tus pasos,
que te llevan lejos como tus actos.
Lejos de ti frente mi.
Lejos, donde querido,
mi corazón, no puede ir.
Y en la penumbra de mi pesar,
veo que te vas.
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